
Mi vecina adora las mañanas de verano. Bien temprano abre su ventana, cuando comienza a amanecer... Asoma medio cuerpo con una expresión feliz en su rostro acariciado por la brisa matutina. Veo sus manos apoyadas sobre el marco de madera, sus largos dedos flacos, su nariz respingada inhala toda la frescura de la mañana, absorbe cada rayito de sol mientrás estos se asoman uno a uno.
El camisón blanco que suele llevar puesto ondea sobre sus pechos como una bandera victoriosa, delante de las cortinas oscuras que caen sobre su cintura. Desde mi ventana, frente a la suya, la observo desde la cama; semiagazapado... no quisiera que mi mirada expectante le robe la inspiración que se apodera de ella cuando la música empieza a escaparse desde el cuarto.
Cada mañana es una sinfonía nueva, mi oído apenas la alcanza a distinguir, puede ser Beethoven, Mozart o Tchaikovsky, no lo sé, se escucha tan bajito...lo que si sé es que la posesiona como por asalto pues la veo rendirse ante su poder. Flexiona su cuerpo y se rinde sobre sus antebrazos. Sus ojos se abren grandes como almendras para volver a cerrarse y gozar, balanceandose suavemente a su compás en diferentes movimientos. Ahora un allegro, un molto vivace, un adagio, la veo estremecerse de placer, menearse, girar su cuello...Presto, levanta la cabeza como un misil hacia las estrellas, tiembla, el pelo le tapa la cara. Pero a veces puedo verla morderse los labios, acariciarlos con su lengua, y devorarse el Allegro assai como a una torta de chocolate para postrarse finalmente sobre sus brazos, con su cabello colgando cual ropa mojada.
Como a una flor, que despunta por el horizonte junto con el sol, la veo erguirse ahora lentamente, levantar los brazos y desperezarse, para dar media vuelta, brindarme su espalda blanca y desnuda y perderse tras las cortinas.
El camisón blanco que suele llevar puesto ondea sobre sus pechos como una bandera victoriosa, delante de las cortinas oscuras que caen sobre su cintura. Desde mi ventana, frente a la suya, la observo desde la cama; semiagazapado... no quisiera que mi mirada expectante le robe la inspiración que se apodera de ella cuando la música empieza a escaparse desde el cuarto.
Cada mañana es una sinfonía nueva, mi oído apenas la alcanza a distinguir, puede ser Beethoven, Mozart o Tchaikovsky, no lo sé, se escucha tan bajito...lo que si sé es que la posesiona como por asalto pues la veo rendirse ante su poder. Flexiona su cuerpo y se rinde sobre sus antebrazos. Sus ojos se abren grandes como almendras para volver a cerrarse y gozar, balanceandose suavemente a su compás en diferentes movimientos. Ahora un allegro, un molto vivace, un adagio, la veo estremecerse de placer, menearse, girar su cuello...Presto, levanta la cabeza como un misil hacia las estrellas, tiembla, el pelo le tapa la cara. Pero a veces puedo verla morderse los labios, acariciarlos con su lengua, y devorarse el Allegro assai como a una torta de chocolate para postrarse finalmente sobre sus brazos, con su cabello colgando cual ropa mojada.
Como a una flor, que despunta por el horizonte junto con el sol, la veo erguirse ahora lentamente, levantar los brazos y desperezarse, para dar media vuelta, brindarme su espalda blanca y desnuda y perderse tras las cortinas.
Por Marina!
http://elcieloxasalto.blogspot.com/
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Gracias Carlos! Me encantó que te haya gustado!
ResponderEliminarDe nada Marina, mas bien gracias a ti, por brindarnos esto, sigue asi y podre seguir robandote estas historias tan entretenidas para compartirlas con mis amigos, gracias. saludos desde venezuela.
ResponderEliminarHermaaanooo me encantaa tu blog =DD, jaja te keroo =) cuidate (K)
ResponderEliminarQue bello, da gusto leerlo
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